La participación humilda y sencilla de Juan Diego, ahora reconocido como santo, es signo de que Dios se vale de instrumentos humanos y que son la sencillez y la humildad las virtudes que agradan a Dios; con esta consciencia la capilla de San Juan Diego fundada en la decada de los 80's celebra hoy a este indito de Tlatelolco que fue el portavoz de la Santísima Virgen María de Guadalupe.