El pasado sábado 2 de agosto se llevó a cabo, en las instalaciones del Centro Saulo, el retiro diocesano de las Santas Misiones Populares (SMP), organizado por la Pastoral Juvenil Diocesana. Este encuentro reunió a jóvenes de toda la diócesis, entre ellos los grupos Juventud con Jesús y María (JJM) y Monaguillos Claretianos (MOCLA) de nuestra parroquia, quienes respondieron con entusiasmo al llamado.
El retiro comenzó a las 10:00 am. con un ambiente de alegría, cantos, aplausos y dinámicas que encendieron los corazones de los participantes. El saludo de bienvenida fue dado por nuestro obispo, Monseñor Luis Martín Barraza Beltrán, quien dirigió unas palabras especialmente a los jóvenes, recordándonos que somos el presente y futuro de la Iglesia, y que debemos trabajar con esperanza por la Iglesia que soñamos, alcanzando también a quienes hoy se encuentran alejados.
Durante la jornada, se compartieron diversos temas de reflexión. Uno de ellos fue impartido por Daniel Ochoa, coordinador de la Pastoral Juvenil, quien nos invitó a mirar dentro de nosotros con preguntas profundas:
¿Cuándo fue la última vez que sentiste que Jesús te hablaba de verdad?
¿Qué cosas han hecho que te alejes o que lo sientas lejano?
Uno de los momentos más significativos fue la Hora Santa, presidida por el Pbro. Alex Luján, responsable de la Pastoral Juvenil Diocesana. Este espacio de adoración al Santísimo Sacramento permitió a los jóvenes tener un encuentro íntimo con Jesús Eucaristía. Fue un momento lleno de emoción, recogimiento y reconciliación. Además, varios sacerdotes estuvieron disponibles para confesar a quienes buscaban renovar su amistad con Dios.
Después de la adoración, se ofreció un breve receso para compartir los alimentos y disfrutar de un espacio de convivencia fraterna entre todos los asistentes.
Más adelante, recibimos la visita del Pbro. Jorge Silva, quien compartió con nosotros su inspirador testimonio vocacional. Su historia tocó profundamente a muchos, y nos regaló una dinámica en la que experimentamos el amor y la misericordia de Dios de una manera vivencial y cercana.
Para concluir, se impartió un último tema que nos recordó nuestra vocación como discípulos misioneros: “curar enfermos, expulsar demonios y anunciar el Reino de Dios”.
El evento cerró con la entrega de reconocimientos a quienes hicieron posible este encuentro, y con una alegre invitación al próximo retiro que se celebrará en el mes de septiembre. Como broche final, todos los jóvenes disfrutamos de los juegos mecánicos instalados en la explanada del Centro Saulo, cerrando el día con alegría y fraternidad.
Sin duda, fue una jornada llena de aprendizaje, encuentro, reconciliación, fortalecimiento en la fe y diversión. Cada joven se llevó consigo una misión clara y urgente:
"Trabajar hoy por la Iglesia que soñamos".